La Esquina Norte, un antiguo portal
Si pudiéramos retrotraernos y mirar cuál era su aspecto hasta casi entrado el siglo XX, nuestro asombro sería mayúsculo. La Esquina Norte de entonces era el cruce de dos anchas sendas polvorientas y mal delineadas, abiertas a uña animal y rodar de carruajes enllantados con hierro. Su condición de extramuros norte del ejido urbanizado lo privaba de todo servicio público, incluyendo la esencial agua potable.
Pero ostentosamente se erigía como el portal de Villa 9 de Julio y de otros caseríos enclavados hasta más allá de Alto la pólvora -sitio que recibió ese nombre cuando ocurrió el tan temido cólera y desde la actual Quinta Agronómica fue trasladado el polvorín existente en ese predio, al distante campo-.
En realidad el acceder a la villa no daba muchas opciones. Las arterias perpendiculares al Boulevard Sarmiento aun no estaban formalmente trazadas y sólo la calle 25 de Mayo, vía de ingreso y salida hacia el norte de la provincia, se dibujaba imprecisa y socavada por enormes huellones barrosos. Entonces, la Esquina norte se convirtió en el Portal casi ineludible por donde entrar al otrora modesto barrio de Villa 9 de Julio.
Hoy esa intersección, y toda la zona, se muestra colmado de tránsito vehicular y peatonal, a la vez de ser un renovado escenario edilicio.
Avenida Juan B. Justo al 900 -Esquina Norte-antes de 1940 |
Familia de adelantados
Comienza la primera década del siglo XX. La inmigración al país se acrecienta desde todo el resto del orbe. Algunos pueblos, como España, se desangran en guerras intestinas y la hambruna, las enfermedades y el terror a la muerte, invaden el ánimo de los jóvenes en edad de ir al campo de batalla. Es tiempo de huir hacia una tierra de resguardo.
He aquí otro caso de los muchos que documentamos.
De las Islas Baleares, más precisamente de Palma de Mallorca, España, Miguel Reinés, dejando en el suelo propio a su mujer y a sus hijos, se aventura a cruzar el hondo piélago del mar. Para tomar esa decisión sólo lo asiste un motivo: evitar perecer en algún enfrentamiento contra cubanos o filipinos, dos países a los que España aspira a someter en aquellos años -fines del siglo XIX, principio del XX-.
Grupo de inmigrantes llegando a Argentina en búsqueda de una vida mejor. |
Domicilio en la villa
Ya agrupada en Tucumán, la familia Reinés se radicó en la calle Bernardino Rivadavia, integrándose al incipiente vecindario de Villa 9 de Julio.
María E. Reinés y Eduardo Collado frente al quiosco del Bar Reinés sobre av. Juan B. Justo. |
Haciendo honor a la condición de gente hecha al trabajo, el matrimonio abre una carbonería, negocio que al decir de María Elena funcionó en base al empeño que doña Francisca le puso.
La base de la fortuna de los Reinés era ella, nos cuenta.
El agobio de intensas jornadas de trajín no le quitó tiempo al deseo de traer otro hijo al mundo. En 1915 nace Gabriel, único vástago argentino, a la sazón padre de quien nos narra esta historia. Nos parece importante el decir que este niño fue 20 años menor que su primer hermano.
Gabriel Reinés, padre de la entrevistada |
La permanencia en aquella vivienda de la calle Bernardino Rivadavia no se prolongó por mucho tiempo. Casi rozando la década de 1920, los Reinés adquirieron una propiedad en la esquina formada por las avenidas Nicolás Avellaneda y gobernador José María del Campo, ochava noreste; es decir, en la emblemática Esquina Norte; sitio al que se mudaron.
María Elena así la describe:
-A la casa la compraron construida. Era hermosa. Tenía un salón en la ochava y la edificación se prolongaba por sobre la avenida gobernador del Campo hasta mitad de cuadra. En su extensión contenía dos departamentos.
A los tres años de poseerla, mis abuelos abrieron el Bar Reinés; eso fue a comienzos de 1920. Mi padre, Gabriel, dio ahí sus primeros pasos.
Emblema del barrio
Quienes frecuentaron la zona o fueron atraídos por el elegante juego del snooker, y a la vez suman diez lustros de edad, o más obviamente, comentan lo concurrido que fue el salón del Bar Reinés. En ese ámbito, mezclados entre diareros, cocheros de plaza, carpinteros como ‘El gordo’ Flores, almaceneros, bicicleteros como los hermanos Bechara, pintores letristas como Madrigal, y gente de mil oficios más, los astros del ‘paño verde’, del snooker, como ‘Miquicho’ Zabalía y ‘El japonés’, se lucían mostrando las fantasías que creaban blandiendo finos tacos de ébano.
Un recuerdo
"A la una de la mañana bajábamos las persianas del negocio porque era tal la concurrencia que a esa hora ya ‘no entraba ni un alfiler’ más. Los clientes de siempre reservaban las mesas temprano; ellos llegaban a las tres de la tarde y jugaban por plata. Si a esa hora había otra gente ocupando las mesas, debía suspender el partido y entregarla.
El salón tenía 7 mesas de snooker en fila sobre la avenida gobernador del Campo; no había billar. Además funcionaba una cafetería y un quiosco hacia la calle.
El salón contaba con varias ventanas sobre gobernador del Campo de donde se apreciaba el interior del negocio. A su vez por esa avenida estaban los departamentos donde vivía la familia."
Diario La Gaceta- Aviso de presentación de la Orquesta Reinés en la Choppería Mairata. Primero de la derecha: Gabriel Reinés |
"Me contaron que siendo muy jóvenes, los hermanos Juan y Gabriel tenían una orquesta.
Mi padre tocaba el piano y su hermano Juan el violín. Ellos amenizaban las veladas desde un rincón del Bar Reinés, además de otras presentaciones que tenían en otros bares y choperías de esa época."
Mi padre tocaba el piano y su hermano Juan el violín. Ellos amenizaban las veladas desde un rincón del Bar Reinés, además de otras presentaciones que tenían en otros bares y choperías de esa época."
Se casa el pianista
Hay tradiciones que fueron comunes a casi todos los grupos de inmigrantes. Una de ellas fue el casamiento entre personas que provenían del mismo pueblo, de la misma región, o al menos de igual país. Y esa costumbre, que de algún modo se daba por buscar afinidades de cuna, también se trasmitía a los hijos aunque éstos hayan visto la luz en otro lugar del mundo. Es decir que la descendencia argentina de, italianos, árabes, judíos o españoles, en la mayoría de los casos ensamblaría su vida haciéndola congeniar con la nacionalidad paterna.
Casamiento de Gabriel Reinés y Juana María Femenía |
Francisca Reinés de Colomo - Foto de Casa Bálsamo |
De esa unión nacieron: En 1938, Francisca, apodada ‘Chichi’; en 1943, Margarita, ‘Magui, fallecida en 1996; en 1951, María Elena, nuestra entrevistada; y en 1952, Gabriel. Todos en la Esquina norte, o sea, en Villa 9 de Julio.
Reemplazan a los mallorquines
La insomne atención del bar fue agotando la vida del matrimonio Reinés-Capó.
María Elena Reinés y su padre Gabriel Reinés bailando frente a su antiguo piano. |
Mas esa transición resultó sencilla pues sus descendientes, ya crecidos, habían adquirido experiencias en la atención del comercio y el traspaso de funciones ocurrió de manera normal, casi sin notarse. Además Juan y Gabriel vivían en los departamentos que formaban parte de la enorme propiedad que los fundadores compraron por allá de 1920.
Don Miguel murió en 1948. Su viuda, doña Francisca, buscó relevo para la atención del negocio en Gabriel y su mujer, Juana María y un día de 1966 dejó el mundo.
Pero los recambios siguieron. La mujer de Gabriel Reinés, Juana María Femenía, se sintió enferma y delegó su trabajo en sus hijas María Elena y Margarita, ‘Magui’, niñas aún muy jóvenes que enfrentaron la difícil tarea de tratar con todo tipo de parroquianos. El número de teléfono de esa época del Bar Reinés era el 17135.
Addenda
En el compacto tejido que trama a la familia Reinés, nos queda un hilo suelto que aquí torzamos y anudamos.
-Por sobre la avenida gobernador del Campo, en el nº 47 y al lado de nuestro departamento, vivía con su familia un hermano de mi padre el violinista Juan Reinés. Su esposa se llamó Amanda y sus hijas, Francisca y Margarita ‘Beby’. Juan murió en el año 1958.
Efímera unión
María Elena Reinés, que es quien narra aquí la historia de aquel bar fundado por sus abuelos, se casó en 1970, cuando tenía 19 años.
Por cuestiones estrictamente personales su matrimonio se deshizo a un lustro de haberse conformado.
Así nos cuenta
-Me casé con Justo Eduardo Collado en la iglesia de San Francisco. Nos fuimos a vivir a la casa de mi suegro, pero no me acostumbré. Entonces regresamos a mi casa de la Esquina Norte. Seguí trabajando en el bar y ahí nacieron mis dos hijos: Gabriela, en 1972 y luego Daniel Eduardo. Pero cinco años después de contraer matrimonio nos separamos; o sea que yo tenía 24 años.
Juana María Femenía de Reinés junto a sus nietos Gabriela y Daniel Collado -Año 1985 |
Desaparece el bar
El famoso bar cerró sus puertas en 1981. Para entonces su principal responsable, Gabriel Reinés, ya había fallecido -5 de marzo de 1978, a los 63 años-. María Elena, nuestra interlocutora y cronista de la familia, adjudica el fulminante infarto que sufrió su padre a un hecho trágico que minó irreversiblemente su salud.
Leamos lo que dice:
-"Mi padre muere de un infarto por culpa del general Bussi, en ese tiempo el gobernador. Él nos quitó casi toda la propiedad cuando decidió ampliar la avenida gobernador del Campo; perdimos 12 metros de edificación. Desapareció el salón. De la casa nos quedó el patio, un comedor de diario, un bañito de servicio y el dormitorio de mi mamá; es decir, nada. Fue una usurpación prepotente. Ellos entraban y salían del lugar como dueños.
A nosotros no nos sacó un hijo como le ocurrió a mucha gente inocente, pero destruyó nuestra casa, nuestro negocio. De un día para otro nos quedamos sin el medio de vida. Se imaginan, acostarse una noche, después de haber trabajado lo más bien, pensando en que ibas a levantarte a seguir normalmente con tu vida y de pronto llega Bussi con su gente y desbarata todo.
Además sufrir el miedo constante. Mi papá era uno de los principales accionistas del Banco Empresario. Hacia allí tuvo que llevar las joyas de familia y así salvarlas del atropello, de las redadas y el robo; entraban y te sacaban todo.
De inmediato nos fundimos. Ahí comenzó nuestra debacle económica y también la decadencia de la famosísima Esquina Norte.
Abandonan la Esquina Norte
Gabriel Reinés-Francisca Reinés de Fontdevila y José Fontdevila. |
Que lindos recuerdos de la Familia!!!
ResponderEliminarSoy bisnieta de Gabriel Reinés y Francisca Capó, solo conocí a la bisabuela Francisca, falleció como de 92 años cuando yo apenas tenía 6 o 7. Me encantaba ir a la esquina norte, cuando la visitabamos con mi abuela Paca Reinés de Fontdevila y mi madre Dora Fontdevila, mi padre Floreal Díaz y mi hermano Fernando. Era una mujer de gran caracter y al parecer muy trabajadora. Lo que si recuerdo bien es que vinieron de Campanet, no de Palma de Mallorca, ya que mi madre visitó posteriormente a la familia allí. Me dió una gran emoción leer esta publicación, de hecho Chichí Reinés de Colomo es ahijada de mi madre y a María Elena, a quien le hicieron la entrevista hace varios años que no la veo, ya que vivo fuera de Tucumán, espero que se encuentre bien. Me dió mucha pena saber el destino que tuvo la esquina Norte y que desconocía, recuerdo con mucho cariño el local , que era enorme y el quiosko que se encontraba en un costado, cómo me gustaba ir y ponerme detrás del mostrador, ya que en mi casa las actividades eran muy diferentes.
Estoy restaurando un oleo, obra del pintor Tucumano, Zola Sanchez, emparentado con la Familia Femenía y me gustaría saber algo más de su Biografía, si alguien tiene mayores antecedentes de él por favor comunicarse a labandroc@gmail.com, será de gran ayuda y estaré muy agradecida.
Guardo gratos recuerdo de la esquina Norte, el Bar Reinés y la Familia Reines Capó y Reinés Femenía!!!!
Marina Díaz Fontdevila